Tras casi un mes de encierro de la Asamblea de Usuarios de la Sanidad Pública del Bierzo y Laciana en el hospital del Bierzo debido al deterioro asistencial, agudizado en dicha comarca por las dificultades para atraer a determinados profesionales, el Consejero de Sanidad, recién regresado de su asueto veraniego, anuncia su peculiar solución ante el deterioro del SACYL: nueva vuelta de tuerca con más privatización.
Para nada incentivos tangibles para atraer a profesionales a las zonas periféricas; ni mucho menos medidas que garanticen la utilización al 100 por 100 de los recursos propios existentes en la actualidad (no vaya a ser que se colisione con intereses de ciertas empresas privadas y de minoritarios grupos profesionales).
Frente a los problemas estructurales de las listas de espera, resultado de la acumulación durante décadas (con la complicidad de todo tipo de partidos políticos y sindicatos subvencionados) de variados factores, como son la infrautilización de los centros de gestión directa, plantillas insuficientes, intereses de determinados profesionales que compatibilizan su trabajo en el sector “público” con la privada, recortes económicos de los últimos años, etc., la Administración Sanitaria anuncia para fin de año un decreto con una supuesta solución (¿...?), para nada novedosa, ya que ya ha sido aplicada (con escaso éxito para los pacientes) en otras comunidades autónomas: enviar las pruebas diagnósticas a centros privados si no es posible realizarlas en el sector público a los 30 días (las prioritarias) o a los 90 días (las preferentes).
Lógicamente los centros privados de Castilla y León, y los profesionales que compatibilizan su trabajo en esos centros, estarán hoy frotándose las manos. En cambio, poco o nada va a cambiar para la gente común.
Sabemos que en muchas ocasiones la calidad de las pruebas diagnósticas realizadas en los centros privados deja mucho que desear, porque su objetivo es realizar el mayor número de pruebas en el menor tiempo posible. Y si tienen que repetirse, se cobran de nuevo. Mientras, ninguna medida de sentido común que agilice las primeras consultas, auténtico cuello de botella del sistema sanitario en este momento.
En Castilla y León, según datos oficiales (que no tienen por qué ser reales), en diciembre de 2016 casi 123.000 personas estaban a la espera de una primera consulta. Y de cada 100 pacientes, 75 esperan más de 60 días para ser vistos. Ciertamente hay cosas que pueden esperar, pero otras no.
Respecto al encierro, no solo ha roto el cerco mediático traspasando las barreras provinciales, sino que ha desnudado los intereses de las fuerzas vivas del Bierzo, intereses particulares que no tienen en absoluto nada que ver con los problemas que sufren los pacientes día a día.
Desde la Plataforma Institucional, en la que conviven desde Ciudadanos hasta Podemos, pasando por grupos que aprobaron las leyes privatizadoras como el PSOE, o las apoyaron públicamente como CCOO, hasta sindicatos defensores del más rancio corporativismo, o incluso ayuntamientos e instituciones oficiales de la zona, se ha condenado y desautorizado el encierro, dando aún más oxígeno al PP, bajo la endeble justificación de unos compromisos que se evaluarán allá por el otoño. Tiempo al tiempo.
Pero no queremos acabar este comunicado sin enviarles a l@s compañer@s encerrados en el Hospital del Bierzo nuestro apoyo y solidaridad, tal y como hemos hecho desde su primer día de encierro.
Para nada incentivos tangibles para atraer a profesionales a las zonas periféricas; ni mucho menos medidas que garanticen la utilización al 100 por 100 de los recursos propios existentes en la actualidad (no vaya a ser que se colisione con intereses de ciertas empresas privadas y de minoritarios grupos profesionales).
Frente a los problemas estructurales de las listas de espera, resultado de la acumulación durante décadas (con la complicidad de todo tipo de partidos políticos y sindicatos subvencionados) de variados factores, como son la infrautilización de los centros de gestión directa, plantillas insuficientes, intereses de determinados profesionales que compatibilizan su trabajo en el sector “público” con la privada, recortes económicos de los últimos años, etc., la Administración Sanitaria anuncia para fin de año un decreto con una supuesta solución (¿...?), para nada novedosa, ya que ya ha sido aplicada (con escaso éxito para los pacientes) en otras comunidades autónomas: enviar las pruebas diagnósticas a centros privados si no es posible realizarlas en el sector público a los 30 días (las prioritarias) o a los 90 días (las preferentes).
Lógicamente los centros privados de Castilla y León, y los profesionales que compatibilizan su trabajo en esos centros, estarán hoy frotándose las manos. En cambio, poco o nada va a cambiar para la gente común.
Sabemos que en muchas ocasiones la calidad de las pruebas diagnósticas realizadas en los centros privados deja mucho que desear, porque su objetivo es realizar el mayor número de pruebas en el menor tiempo posible. Y si tienen que repetirse, se cobran de nuevo. Mientras, ninguna medida de sentido común que agilice las primeras consultas, auténtico cuello de botella del sistema sanitario en este momento.
En Castilla y León, según datos oficiales (que no tienen por qué ser reales), en diciembre de 2016 casi 123.000 personas estaban a la espera de una primera consulta. Y de cada 100 pacientes, 75 esperan más de 60 días para ser vistos. Ciertamente hay cosas que pueden esperar, pero otras no.
Respecto al encierro, no solo ha roto el cerco mediático traspasando las barreras provinciales, sino que ha desnudado los intereses de las fuerzas vivas del Bierzo, intereses particulares que no tienen en absoluto nada que ver con los problemas que sufren los pacientes día a día.
Desde la Plataforma Institucional, en la que conviven desde Ciudadanos hasta Podemos, pasando por grupos que aprobaron las leyes privatizadoras como el PSOE, o las apoyaron públicamente como CCOO, hasta sindicatos defensores del más rancio corporativismo, o incluso ayuntamientos e instituciones oficiales de la zona, se ha condenado y desautorizado el encierro, dando aún más oxígeno al PP, bajo la endeble justificación de unos compromisos que se evaluarán allá por el otoño. Tiempo al tiempo.
Pero no queremos acabar este comunicado sin enviarles a l@s compañer@s encerrados en el Hospital del Bierzo nuestro apoyo y solidaridad, tal y como hemos hecho desde su primer día de encierro.
¡MUCHO ÁNIMO COMPAÑERA@SPORQUE LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO!
CAS, 20 de agosto de 2017.
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