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Seis de los 44 profesionales de los ámbitos de sanidad, economía, justicia, medios de comunicación y educación que han participado en la elaboración del “Libro Blanco de la Covid-19” asistieron ayer a su presentación en Bilbo. Se trata de un trabajo que, quince meses después de que el coronavirus cambiase radicalmente nuestras vidas, con más de 5.000 personas fallecidas y 20.000 hospitalizadas en Hego Euskal Herria, presenta un análisis multidisciplinar e independiente al que acompañan además 175 propuestas para encarar el reto a partir de ahora.
La publicación invita a reflexionar para entender en qué hemos acertado y en qué fallado. Busca ser una aportación constructiva con la que, tal como expuso Ugo Mayor, profesor investigador de Ikerbasque en el departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UPV-EHU, aprender de los errores sin culpabilizar a nadie. Explicó, asimismo, que han considerado importante realizar el trabajo en plena pandemia sin esperar a que concluya la crisis, con intención de aportar «una herramienta para sacudirse de encima la sensación de shock colectivo y superar como sociedad la parálisis inducida por la pandemia, primero, y la fatiga pandémica, después».
Por su parte, Oier Ateka, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario de Donostia y profesor asociado en el departamento de Neurociencias de la UPV-EHU, explicó que en este tiempo han echado en falta «transparencia», «más datos». «Hay que ser conscientes de qué es lo que se ha hecho mal, y que venía de antes», valoró.
Una mayor inversión
En el ámbito de la sanidad sociosanitaria, los autores proponen reforzar el sistema público «para que asuma y mantenga la responsabilidad con firmeza en situaciones de crisis y fuera de ellas». También apuestan por lograr un sistema asistencial eficaz y eficiente. Para ello, creen imprescindible priorizar la atención primaria y los servicios sociales, y para ello abogan por destinar el 25% del presupuesto sanitario a este fin. El objetivo, en el ámbito de la sanidad, es que la inversión pública alcance al 7-8% del PIB.
Ateka señaló en un momento de la presentación que es hora de valorar los resultados que está obteniendo la sanidad privada, que se lleva un tercio del presupuesto, cuando, como recordó, son los recursos públicos los que han respondido ante la crisis provocada por el covid-19.
Otra propuesta que se contempla en el “Libro Blanco” incide en la necesidad de establecer un dispositivo de alertas y planes de preparación y respuesta en la Red de Vigilancia Epidemiológica de la CAV «para la evaluación de las señales, verificación de las alertas y la planificación, coordinación y evaluación del Plan de Preparación y Respuesta». Además, se destaca la importancia de un dispositivo de rastreo más eficaz.
En cuanto a la vacunación, proponen crear una comisión de expertos independientes para el control, seguimiento y mejora de los efectos secundarios, que sirva para responder a las cuestiones que pudieran surgir. Y piden a las autoridades competentes que suspendan temporalmente las patentes y activar los mecanismos de «licencia obligatoria», por encima de problemas jurídicos, logísticos y geopolíticos, con el fin de preservar la salud a nivel mundial.
No faltan medidas para mejorar la salud mental ante el incremento de los niveles de estrés, potenciando además la actividad física y la alimentación equilibrada.
Reducir la temporalidad
En el apartado económico, se aboga por reducir al máximo la temporalidad en el empleo público, especialmente en los sectores sanitario y educativo, hasta cumplir con las plantillas estructurales aprobadas por el Gobierno. En plena crisis, se pide un seguimiento «directo y pormenorizado» de la evolución de la desigualdad en la CAV.
Proponen además una reflexión sobre las medidas fiscales a implementar por las tres haciendas de la CAV para reducir el impacto de la pandemia en la desigualdad. «Las competencias fiscales vascas son una importante herramienta que se debe activar frente a las consecuencias socioeconómicas del covid-19», sostienen.
A los gobiernos y a los medios de comunicación, los autores del libro les exigen una comunicación «directa, clara y veraz». Defienden que el empoderamiento informativo facilitará mucho la colaboración ciudadana. Asimismo, se pide que se publiquen datos actualizados.
Asimismo, se apuesta por adaptar y actualizar el marco legal para otorgar mayor seguridad jurídica y mayor eficacia a las medidas que hayan de adoptarse. En esta línea, apuestan por definir en una ley autonómica las medidas adoptables en caso de pandemia.
En el ámbito educativo, el “Libro Blanco” hace hincapié en la necesidad de dar solución a las carencias en infraestructuras, comunicación y nuevas metodologías y herramientas para la formación del profesorado.
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