¿Alguien se ha preguntado por qué tenemos uno de los ratios más altos de profesionales sanitarios contagiados en Europa?
Son muchas las ocasiones en las que en estos tiempos
convulsos hemos estado los profesionales sanitarios en boca de todos. Si
bien la mayoría de ellas ha sido para elogiar y agradecer nuestro
trabajo durante esta pandemia sin precedentes, no debemos olvidar
algunos intentos, con fines cuando menos oscuros, de presentarnos como
privilegiados, alegando tener unos sueldos totalmente falsos, que algún
medio de comunicación publicó sin absoluto conocimiento de la realidad. Y
más recientemente, están arreciando las críticas contra los
profesionales de Atención Primaria, con el burdo pretexto de que
desatendemos a nuestros pacientes y que nos limitamos a hacer consultas
telefónicas. Pero no debemos olvidar, que la reducción al mínimo de las
consultas presenciales nos ha venido impuesta desde instancias
superiores (no en vano el slogan rey del confinamiento ha sido «Quédate
en casa»), y que además de cumplir largas jornadas con interminables
llamadas por teléfono y toma de decisiones, no hemos dejado de prestar
atención presencial ambulatoria y/o domiciliaria a quien hemos
considerado que lo ha necesitado. Sin olvidar, que nos hemos estado
turnando cada pocas semanas para acudir a los llamados «centros de salud
sucios», para atender a pacientes con sintomatología sospechosa de
infección por Covid-19, en el propio centro y en su domicilio. Y todo
eso, sin que se haya reforzado ni sustituido nuestra ausencia en nuestro
centro de origen. Sin ir más lejos, y por poner un ejemplo, hace
algunas semanas faltamos cuatro profesionales del centro de salud de
Leioa por estar pasando la llamada consulta «covid» en Las Arenas, y
toda nuestra carga laboral tuvo que ser asumida por nuestros compañeros.
Verdad es que la mayoría de las veces que se ha aplaudido o se ha
mencionado en los medios a los profesionales de la salud, de una forma
más o menos implícita, la población tenía en mente al personal de
Urgencias o de las Unidades de Cuidados Intensivos, y de nuestra labor
callada pero continuada, controlando, aconsejando y aislando a los
múltiples pacientes con sintomatología leve y tomando decisiones de
cuando derivarlos o no al hospital, sólo han tenido conocimiento ellos
mismos. Y seguimos haciéndolo en esta fase de desescalada y de «vuelta a
la normalidad».
Y es precisamente en esta fase de desescalada cuando la Atención
Primaria vuelve a resonar en los oídos de los televidentes, pues no en
vano resulta que un requisito «sine qua non» para pasar de una fase a
otra era el refuerzo de la Atención Primaria de al menos un 10%.
¿Refuerzo de la Atención Primaria de un 10%? De una Atención Primaria
que ha llegado absolutamente diezmada a esta pandemia, tras décadas de
una pésima gestión, basada únicamente en una obsesión patológica por una
contención del gasto hasta límites insospechados, con un incumplimiento
de los acuerdos pactados hace unos años, según los cuales los cupos no
debían exceder los 1400 pacientes por médico y enfermera (con la
esperanza de que en unos años se disminuirían a 1200) y una política
sistemática de no sustitución de las ausencias por vacaciones o por baja
laboral, o sustituciones para cubrir 2 e incluso 3 cupos con un único
trabajador. La política del tres por uno últimamente muy de moda en
Osakidetza: lo que antes hacían tres, en verano lo hace uno. Hoy en día
los cupos superan los 1600 pacientes, a lo que hay que añadir la
atención que debemos prestar a las consultas de los compañeros no
sustituidos. Hace unos años, la excusa para no sustituirnos era
simplemente «no hay dinero», pero ahora el argumento es políticamente
más correcto, porque tras años de maltratar al personal eventual y su
posterior fuga a otras entidades (mutuas, clínicas privadas, e incluso
otros países de la Unión Europea…), las listas de contratación para
sustituciones están bajo mínimos. Sin embargo, en el caso del personal
administrativo, no tienen la excusa perfecta tan manida de «no tenemos
sustitutos», y aún así la política sistemática de no sustitución es la
regla también en este estamento. A todo lo anterior, hay que añadir la
inexistencia de la formación continuada, que brilla por su ausencia en
Osakidetza desde hace ya mucho tiempo. Incluso durante esta pandemia, la
formación sobre covid-19 y sus implicaciones ha sido nula, y se ha
limitado al envío por mail de protocolos a seguir. Eso sí, cada semana
un protocolo diferente (y en ocasiones más de uno semanal), que
contradecía absolutamente el anterior. Y nunca han tenido en cuenta
nuestra opinión ni atendido nuestras quejas. Hemos sido totalmente
ninguneados.
Todo esto, nos llevó a convocar la primavera del año pasado una serie
de paros laborales, tras los cuales desgraciadamente la situación no
sólo no ha cambiado, sino que ha empeorado. Y es que Osakidetza ha
elaborado su propio plan de «desescalada», que más que desescalada
supone un «desmantelamiento» de la Atención Primaria. Y en esto la
comarca Uribe ha sido y está siendo la pionera. El «refuerzo» de la
Atención Primaria ha supuesto el contrato de únicamente 3 enfermeras
gestoras para la comarca Uribe (30 en toda Osakidetza, para el
seguimiento de casos y contactos por teléfono, pero claro, como es fácil
de imaginar, eso no es un refuerzo del 10% ni de lejos. Y llega el
colofón: se nos comunica que durante este verano el número de
sustituciones en medicina en la mayoría de los centros va a ser 0, y muy
reducida en lo que respecta a enfermería y personal administrativo, al
menos en nuestra comarca Uribe. Y la pregunta, a la consejera, así como a
los altos cargos de la OSI Uribe, es obvia: ¿qué han contado en Madrid
al comité pertinente sobre el refuerzo de la Atención Primaria para
haber podido ir superando las fases de la desescalada?
Para no extendernos demasiado, no vamos a hablar de la más que dudosa
fiabilidad de las pruebas diagnósticas con las que tenemos que tomar
decisiones a diario, ni de la precariedad de los equipos de protección
que hemos tenido que sufrir sobre todo en los inicios de la pandemia.
¿Alguien se ha preguntado por qué tenemos uno de los ratios más altos de
profesionales sanitarios contagiados en Europa?
Ya no podemos más, estamos cansados, pero queremos comunicar a la
población que a pesar de todas estas incidencias nuestra actitud será la
misma que hasta ahora, y cuando aplaudamos todos juntos estaremos
conectados, y lo haremos por el mismo motivo. Por eso conminamos a los
que tanto nos habéis aplaudido a reflexionar, y a que no sigáis dejando
nuestra sanidad pública en manos de quienes tienen como único objetivo
la contención del gasto sin importarles en absoluto la calidad.
*Firman también 101 profesionales sanitarios y administrativos de la OSI Uribe.
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