2011-03-28

"REFLEXIONES ACERCA DE UNA IGNOMIA" o "COMO PRIVATIZAR LA SANIDAD CON ALEVOSIA Y POR ETAPAS"


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Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos…
Y sé todos los cuentos.
León Felipe
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            Recientemente ha llegado al ambulatorio de especialidades de Tolosa un documento, “avalado” por el Gobierno vasco,  Osakidetza y la clínica Asunción, en el que se intenta justificar la privatización de la asistencia sanitaria de la comarca Tolosaldea bajo el rimbombante título de Hacia una organización integrada Subcomarca Tolosaldea (OSIT). Este documento está fechado el 16 de diciembre de 2010 y nos consta que ha sido entregado a los representantes de los diferentes ayuntamientos de Tolosaldea para hacerles ver las bondades del proyecto gestado por las tres entidades arriba señaladas.

            De entrada resulta muy curioso y chocante que esta información salga a la luz en estos momentos, precisamente cuando se ha empezado a destapar el “pastel” de la privatización y la ciudadanía, los sindicatos, los ayuntamientos y los medios de comunicación sin censura se han hecho eco de que algo raro está pasando con la sanidad local.
            En segundo lugar, más chocante aún es la desconsideración que supone que esta información no se transmitiera a los trabajadores del ambulatorio de especialidades de Tolosa en la “reunión informativa” que, pocos días antes de la fecha del documento, mantuvo con ellos la representación de la jerarquía sanitaria provincial (directora territorial de sanidad de Guipúzcoa, gerente del hospital Donostia, etc). Por lo visto este personal no es más que un grupo de peones, sin voz ni voto, que se moverán al antojo y según los tiempos que marquen los gestores del plan; ante esto, ¿qué necesidad hay de darle información?

            Analizando las diferentes partes del documento se aprecian claras inexactitudes, a todas luces interesadas, dirigidas a justificar el plan de privatización de forma apriorística:

            1. Respecto a los Antecedentes. Se hace ver en el documento que el inicio de este plan se remonta a marzo de 2007, lo que es rigurosamente falso como queda demostrado a continuación.
            A raíz del cambio de titularidad de la clínica Asunción, a mediados de la década de los 90, el nuevo gerente don Jesús Gómez Montoya manifestó en reiteradas ocasiones su intención de gestionar la asistencia sanitaria de Tolosaldea. Hacia el año 2000, el entonces director territorial de sanidad de Guipúzcoa, don Rafael Cerdán, declaró a trabajadores del ambulatorio de especialidades de Tolosa su intención de ceder la asistencia especializada de la comarca a la clínica Asunción, si bien se encontraba con el problema jurídico del encaje del personal de Osakidetza en dicho esquema asistencial. A partir de entonces se ha asistido a una potenciación de la clínica Asunción en detrimento del ambulatorio de especialidades, que paulatinamente se ha ido desmantelando.
            Varios hitos jalonan esta progresiva desamortización del centro público. En primer lugar, aunque en su día se remodeló el ambulatorio dotándolo de infraestructura para realizar cirugía menor, técnicas endoscópicas, etc, esto nunca se llegó a hacer por el interés de los responsables locales de la sanidad pública en que se remitiera a los pacientes a dicha clínica para realizar esos procedimientos. Posteriormente, al quedar vacante una plaza de Oftalmología, esos mismos responsables se encargaron de “transferirla” a la clínica Asunción, a pesar de que había especialistas con interés en cubrirla en el ambulatorio. En tercer lugar, hace pocos años la plaza de Urología quedó al descubierto al estar de baja prolongada su titular; en esta ocasión tampoco se quiso cubrir temporalmente con personal de Osakidetza; se cedió a la clínica Asunción, que al no tener personal para asumir la asistencia, logró contratar a un urólogo que desempeñaba su labor con plaza en propiedad en el hospital de Zumárraga. Este especialista solicitó la excedencia para vincularse al centro privado y atender en él los pacientes de Osakidetza. Curiosamente, pasado un tiempo el urólogo que tenía la plaza en propiedad se reincorporó al trabajo en Osakidetza, pero no ya en su plaza del ambulatorio de Tolosa, sino en San Sebastián. A su vez simultaneaba la asistencia a pacientes de Tolosaldea en la clínica Asunción, dentro de su práctica privada. Finalmente, y sin olvidar el progresivo debilitamiento del servicio de Rehabilitación en beneficio del homólogo en la clínica, en fechas muy recientes el cupo de Oftalmología que quedaba también ha sido cedido a la clínica.
            Por otro lado, a lo largo de los últimos años, y siendo ya don Rafael Cerdán viceconsejero de Sanidad se ha desplegado un amplio operativo por parte de la clínica Asunción buscando una dependencia cada vez mayor de la sanidad comarcal de la propia clínica. En este sentido ha ido la vinculación informática de los ambulatorios de atención primaria con la clínica, la apertura de consultorios en las poblaciones de Tolosa y Andoain, las indicaciones de los responsables de atención primaria de derivar pacientes indistintamente a la clínica o al ambulatorio, la negativa de dichos responsables a organizar racionalmente las derivaciones cuando se les requería desde el ambulatorio de especialidades, etc.
            Otro dato de singular interés es el “desembarco” de don José Agustín Aguirre como director médico en la clínica Asunción (titularidad privada), tras haber cesado en el mismo cargo del hospital Donostia (titularidad pública).
            Y culminando los antecedentes podemos encontrar en la actualidad a don Rafael Cerdán integrado en el equipo directivo de la clínica Asunción. Esto es, pasa de la dirección territorial de sanidad de Guipúzcoa a la viceconsejería de Sanidad y de allí a la dirección de la clínica mencionada.
            En conclusión, lo que ahora se ofrece como un proyecto novedoso no deja de ser una vieja aspiración de un empresario privado, solo o en compañía de otros, que poco a poco ha ido desarrollando un plan urdido en colaboración (connivencia) con los responsables de la sanidad pública a lo largo de más de diez años.

            2. Respecto a los Motivos. Un punto esencial en este apartado es una supuesta falta de equidad en la accesibilidad a los servicios de la población de Tolosaldea. Si bien este motivo resulta de un alto contenido propagandístico, no deja de ser una falacia por diferentes razones. Si ello fuera cierto también habría falta de equidad en las poblaciones atendidas por ambulatorios de especialidades como Gros (San Sebastián), Larzábal (Rentería), Dr. Areilza (Bilbao)… También hay que reseñar que probablemente el ambulatorio de especialidades de Tolosa sea uno de los de más fácil accesibilidad a los pacientes, tanto por la propia disponibilidad de las personas que en él trabajan como por las cortas listas de espera que tiene.
            Respecto a la crítica que se hace al modelo asistencial parece difícil de sostener que un centro privado sea el ideal para gestionar la asistencia sanitaria, cuando por definición la medicina privada no se centra ni en la actividad asistencial ni en las necesidades, sino en la rentabilidad.
            En cuanto a la estrategia de crónicos y la escasa coordinación de la asistencia sanitaria habría que saber en que datos objetivos se basan los redactores del documento. Es más que dudoso que un centro privado vaya a hacer el seguimiento especializado a pacientes crónicos que se realiza en el ambulatorio de especialidades, si no cobra por acto médico. Por otro lado la coordinación existente entre especialidades y atención primaria es la adecuada; respecto a la del hospital referencia (hospital Donostia) la respuesta es obvia, desde el momento en que los especialistas del ambulatorio forman parte de la plantilla del hospital.

            3. Respecto a las Características del modelo. Se hace referencia a la Atención primaria como puerta de acceso al sistema y contacto con el ciudadano; una vez más palabras huecas, ¿o es que hasta ahora esto no ha sido así? De dónde proceden los pacientes que acuden al ambulatorio de especialidades más que de su médico de familia.
            Se habla del desarrollo de nuevos servicios cuando los propios gestores de la sanidad pública han ido desmantelando parte de los existentes en el ambulatorio, de titularidad pública. Es paradójico que ahora se pretenda ofrecer como nuevos, servicios que se venían dando a plena satisfacción en el ambulatorio (Oftalmología, Urología, Rehabilitación).
            Se aboga por una Atención continuada frente a una atención fragmentada. De nuevo palabrería sin contenido buscando el efectismo, pues la continuidad asistencial es un hecho en la actualidad.
            Especialmente escandaloso es el punto que se refiere a duplicidades y secuestro de pacientes. Es obvio que las supuestas duplicidades las han generado los gestores públicos que han propiciado la situación, y no los trabajadores de uno u otro centro. En cuanto al denominado secuestro de pacientes es de suponer que el que se atienda a los pacientes en el ambulatorio de titularidad pública no puede considerarse un secuestro, sino una obligación de los facultativos; en el caso de que se supongan secuestrados por la clínica, lo que habría que hacer sería habilitar las medidas correctoras oportunas, pero nunca privatizar los servicios. En definitiva, la eficiencia global no ha de ser del sistema, sino de los gestores, que se han empeñado en desvirtuar y dinamitar un modelo de funcionamiento eficiente y eficaz.

            4. Respecto al Desarrollo del proyecto. Se plantea la existencia de sendos órganos de coordinación, uno de gestión compartida y el otro de gestión clínica. Es una sorpresa para los trabajadores del ambulatorio de especialidades de Tolosa conocer a través de este documento que algunos de ellos (1 especialista y 1 enfermera) forman parte de estos órganos. Tan sorprendente es, que nadie sabe quiénes son. No menos sorprendente es saber de la existencia de estos órganos de coordinación cuando en la reunión mantenida con la jerarquía no se hizo referencia alguna a ellos ni a la participación del personal en los mismos.
            Una de las funciones del órgano de coordinación de gestión compartida es la aprobación de obras a realizar, de donde se deduce que se ha pactado la asistencia con un centro sanitario que no está capacitado para asumirla en su totalidad, hecho que a todas luces parece una irresponsabilidad flagrante.
            Se habla también de supervisión del riesgo asumido, pero no hay referencia alguna a la eventualidad de que no cuadren las cuentas. En ese caso quién se haría cargo del déficit: sin duda el erario público.

            5. Respecto a las Consecuencias del modelo.  El tema de la financiación no es óbice para que se mantenga la actividad del ambulatorio de especialidades, como lo demuestra la existencia de otros ambulatorios de características similares, a menos que haya un interés especial en ceder toda la asistencia al centro privado, en cuyo caso puede utilizarse como argumento de peso.
            Es absolutamente falaz y disparatado equiparar la cartera de servicios de la clínica Asunción con la de un hospital comarcal (modelo Bidasoa) por diferentes motivos. Por un lado la necesidad de obtener una rentabilidad económica de la actividad asistencial hace que sea imposible una dotación de personal equiparable, por no entrar en otros aspectos como el equipamiento; por otro lado, la dedicación de parte del personal del centro nada tiene que ver con la dedicación completa de un hospital público. Sin olvidar el trasiego de especialistas que históricamente se ha dado en ese centro. Si ahora es patente que la dotación de personal de la clínica Asunción es del todo insuficiente para atender a una población de más de 60.000 personas, cómo con una financiación a la baja va a aumentar las plantillas e incrementar la actividad asistencial.
            El tercer punto de las consecuencias es especialmente indignante para los trabajadores del ambulatorio de especialidades. En él se habla de retirada de las especialidades dependientes del hospital Donostia de forma natural y respetando los derechos de los trabajadores. Lo de la retirada natural vuelve a ser palabrería porque no se sabe a qué hace referencia: si a una retirada espontánea, o sin artificio, o a imitación de la Naturaleza, o no sobrenatural ni milagrosa… Y la referencia a respetar el derecho de los trabajadores parece retórica superflua, a menos que nuestra sanidad se rija por actitudes dictatoriales. Es muy clarificador que no se da ningún plazo, lo que hace sospechar que los tiempos los marcará la capacidad de la clínica Asunción para dotarse de los recursos de que adolece, como se ha visto recientemente con la plaza de Oftalmología.
            El apartado 1 del cuarto punto no es más que el objetivo último de toda esta maniobra de ingeniería sanitaria de largo alcance.

            Las conclusiones que pueden sacarse de la lectura de este documento y del análisis del devenir del plan son bastante claras:

            1. Tras la crisis sobrevenida en la clínica Asunción por las deudas contraídas a principios de los años 90, se produjo un cambio de titularidad, pasando a manos de INVIZA, S. A. (don Jesús Gómez Montoya).
            2. Desde el momento del cambio de titularidad, el Departamento de Sanidad ha promovido la expansión de la clínica en detrimento de la actividad del ambulatorio de especialidades de Tolosa.
            3. Durante estos años ha habido un permanente flujo de gestores de la sanidad pública a la clínica Asunción, culminado con la aparición del anterior viceconsejero de Sanidad (don Rafael Cerdán) en la dirección de la clínica privada. Se da la circunstancia de que él ha sido el máximo valedor de toda esta maniobra de privatización.
            4. Tras el cambio de gobierno, el nuevo equipo de Sanidad, de diferente color político, pero indudablemente al tanto de toda la gestación del proceso y partícipe en el mismo, ha hecho suyo el proyecto y le da el último empujón disfrazándolo con términos como equidad, eficiencia, racionalización, etc.
            5. Todo se ha hecho de una forma sigilosa y furtiva, a espaldas del personal trabajador en el ambulatorio de especialidades de Tolosa. Este hecho es de suma gravedad porque en caso de estar informado podría haber optado a plazas en otros destinos, solicitar traslados, etc.
            6. Para remate se presenta el documento a los alcaldes de Tolosaldea y se negocia con la clínica nuestro futuro sin darnos la más mínima información concreta, sin establecer plazos y sin ofrecer alternativas.
            7. A la vista de todo ello consideramos que más allá de un problema del personal del ambulatorio, lo que está en juego es la adecuada asistencia sanitaria especializada en Tolosaldea. Por mucha propaganda que se haga, un centro privado nunca podrá dar el mismo servicio que un hospital público, el primero está orientado a obtener un rendimiento económico de su actividad, el segundo exclusivamente a promover la salud de la ciudadanía.

            El resumen de esta ignominia es que, por favorecer a un grupo de poder muy concreto, se va a poner en riesgo la asistencia sanitaria de la población, y cuando el experimento fracase habrá que inyectar más dinero público para mantenerlo a flote.
            Si realmente se quiere que Tolosaldea disponga de un hospital comarcal con todas las garantías, la solución pasa por seguir el modelo de los hospitales del Alto Deba o San Eloy, aunque de hacerlo así se acabaría la bicoca para algunos.
            Mucho nos tememos que este sea un ensayo para posteriores privatizaciones auspiciadas por gestores que navegan tanto en aguas públicas como privadas, pensando más en el beneficio propio que en el de la población.
           



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